Cementerio de Fisterra, César Portela
El resultado final del proyecto para este cementerio se consigue apoyándose en tres "pilares" fundamentales: el diálogo con el entorno privilegiado, la referencia a la cultura clásica y la constante confrontación de conceptos. Portela pone sobre la mesa una batería de ideas contrapuestas de cuya fricción nace la chispa de esta obra. En el plano físico tendríamos tierra-mar o edificaciones-horizonte, en el de los conceptos estarían terrenal-trascendente u orgánico-abstracto. La cultura clásica sale a colación por la forma de disponer el programa de necesidades de un cementerio. En la sociedad actual se tiende a definir el cementerio como un camposanto con unos límites físicos bien definidos que encierran el programa en su totalidad y protegen las actividades y los elementos físicos interiores. Sin embargo aquí se utiliza el modelo de la Via Sepulcrae pompeyana en la que se disponían los panteones y sepulcros junto a una calzada fuera de la ciudad. En Fisterra se podría decir que la protección es el propio entorno por los accidentes orográficos que propone. El diálogo con el medio físico se produce mediante una auténtica operación de land art que busca la abstracción de los objetos que conforman elcementerio.
Así las cosas, se llega a una serie elementos prismáticos puros que quedan situados en el paisaje como si hubiesen rodado por la ladera hasta su ubicación definitiva. El único vínculo entre ellos es el camino que los ata. Las piezas, que albergan a los difuntos, orientan una de sus caras menores hacia el mar ofreciendo un pequeño espacio de cobijo y recogimiento entre los nichos y la inmensidad. El conjunto edificatorio se compone de tres elementos situados a mayor cota, mas una sucesión de piezas en una cota inferior. Los tres primeros elementos están destinados a los usos de apoyo de un cementerio(oratorio y sala de autopsias) y, aunque se basan en el mismo lenguaje prismático, su definición es distinta. El resto de piezas albergan los nichos. Todos los objetos quedan atados por una red de senderos que serpentean produciendo bancales, muretes y plazoletas para la contemplación y el descanso. La imagen final del conjunto tiene una enorme fuerza visual por la pureza y abstracción de la secuencia de elementos colocados como rocas artificiales sobre el terreno orgánico inclinado.
La construcción de los módulos habla de la doble identificación de la tumba como roca y como casa. Formalizados por la unión de grandes piezas de granito gris de Mondáriz, los elementos edificados aparecen semienterrados en su lado de la pendiente, ampliando en terrazas irregulares la senda de tierra que vertebra el cementerio-itinerario. El frente que se abre al mar aparece ligeramente despegado del suelo.
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