Claves para entender Madrid
Ricardo Aroca, exdecano de los arquitectos, describe en su libro la historia de la ciudad
RAFAEL FRAGUAS Madrid 24 ENE 2013 - 09:50 CET
La historia de Madrid cuenta, a partir de ahora, con un nuevo cronista. Se trata de Ricardo Aroca (Murcia, 1940), presidente del Club de Debates Urbanos y exdecano del Colegio de Arquitectos durante el tránsito del siglo XX al XXI. Aquella época quedó signada por la potente presencia de ambas instituciones como dos de las principales instancias vertebrantes de la sociedad civil madrileña.Tal vez por ello, el relato de su reciente Historia secreta de Madrid,pivota sobre el esfuerzo desplegado durante centurias por el vecindario madrileño para proteger sus libertades y eludir las presiones y desmanes de la codiciosa nobleza señorial y de la alta clerecía, siempre acechantes.
En realidad, y más que una historia de secretos, el contenido de su libro consiste en la revelación de una cadena de claves que perfilan la memoria madrileña, contemplada desde la mirada de un arquitecto muy involucrado en la creación y construcción de la ciudad en barrios como Orcasur, San Pascual o Chamberí, donde vive y trabaja. A este libro le ha dedicado un año de estudio.
La primera de las claves, enumera Aroca, fue la propia fundación de Madrid en el siglo IX. “Es enorme la cantidad de esfuerzos derrochados para hallar vestigios iberos, romanos o visigodos de esta ciudad previos a su fundación por los musulmanes”, ironiza. Confirma tal evidencia y de ella da fe en su libro, ilustrado con bocetos propios a pluma.
Pero, sobre todo, destaca Aroca, “fue decisiva la cesión por el pueblo de Madrid a la Corona del Monte de El Pardo”, un vergel adehesado de encinas y pinos, rico en leña y pastos regados por numerosos arroyos y surcados por el río Manzanares, poblado todo su término por una abundante fauna cinegética. “Aquella cesión fue la única manera en que los vecinos del Madrid medieval pudieron deshacerse del señorío que les fuera impuesto por los monarcas castellanos en la persona del exótico rey de Armenia, León V”.
La urbe permaneció murada durante centurias, no solo con fines defensivos, sino además fiscales, de control social y sanitario para afrontar las recurrentes epidemias que la azotaron. “La cerca de Felipe IV, levantada en el primer tercio del siglo XVII, se mantuvo incólume durante 240 años, hecho que impidió el crecimiento y encorsetó el tamaño de la ciudad”, puntualiza. Luego, ensanches como el de Castro, en el siglo XIX, abrieron paulatinamente su caserío: “En los años cincuenta del siglo XX, la superficie se multiplicó por 10 al incorporar un conjunto de municipios periféricos. El dictador Francisco Franco perseguía dotar a Madrid, ahora con 607 kilómetros cuadrados de extensión, de más población que Barcelona”. Dos décadas después, en los años setenta, Madrid alcanza los 3,2 millones de moradores, que ya en el siglo XXI son igualados por los de la región.
No faltan en el texto referencias a la magnificencia artística capitalina, con una singular cita al Museo del Prado, o a episodios cercanos en el tiempo, como el proyecto de Madrid Río. “Lo más curioso es que siendo en principio la M-30 una obra del Estado, la responsabilidad de su construcción fuera reclamada por el Ayuntamiento”. Ha sido precisamente el exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, impulsor de aquel proyecto, quien ha prologado su libro. “Nuestra relación personal es excelente”, remarca Ricardo Aroca.
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